Puigdemont y su "candidatura de pais"

Carles Puigdemont, quien hace solo unos meses quería abandonar la Generalitat en cuanto hubiera nuevas elecciones, propone ahora una "candidatura de pais" promovida desde su autoexilio de Bruselas para las elecciones del 21 de diciembre. Algo que el resto de partidos nacionalistas parece no estar por la labor.

Si con su fuga abandonó a su gobierno, a su partido y a su pueblo, ahora es él quien está siendo abandonado y a todo el mundo incomoda su voluntad de presentarse a las elecciones de diciembre en este momento Puigdemont se ha convertido en uno de los mayores problemas del PDeCat. No pueden ignorarle y menos aun desacreditarle, a pesar de que algunas de sus actuaciones están siendo propias de una parodia.

El partido sabe que pretender mantenerle como lider es absurdo, porque Puigdemont ya no es el futuro de nada, no hay ningun proyecto creible que se pueda presentar desde su figura, ni el de mantener alzada la bandera independentista, ni el de retomar la senda posibilista del juego democratico dentro de la constitucion. Para lo primero que le desacreditó su vacilacion, su falta de valentia, su intento de no delinquir "mas de lo necesario". Para la segunda lo desacredita su "exilio" y sus declaraciones desde alli.

La candidatura presidencial que reclama, integrada por la totalidad de las fuerzas independentistas, es vista como un lastre por igual por todos los secesionistas. Esquerra, en su equilibrio permanente por tratar por todos los medios de separarse del PDECat sin que se le note un excesivo afán por ganar las elecciones, accedió a la lista unitaria pero con la condición de que estuvieran realmente todos, desde la antigua Convergència a la CUP, pasando por los escindidos de Unió y el dimisionario Dante Fachin de la franquicia catalana de Podemos. La CUP decidirá este sábado en una de sus famosas asambleas cómo se presenta a las elecciones, pero ninguna de las cuatro opciones que someterá a votación incluye compartir cartel con los neoconvergentes.

Si Puigdemont se estuviese callado todavia podria ser aprovechable para el tiron victimista, para mostrarle como el "president exiliado" que simboliza todo lo malo del regimen constitucional español, sin implicar nada respecto a la táctica política a seguir. Pero Puigdemont no se calla. No se resigna a que su hora ya pasó. Quiere encontrar una auto-justificacion que le reconforte, consciente del lio enorme en el que personalmente se ha metido. Desde Barcelona se le ve cada vez más como a un pobre chiflado que quema sus días dando de comer a las palomas de la Grand Place.