Una sentencia ejemplar

Una sentencia ejemplar

Ha salido a la luz pública un Auto de la Audiencia de Navarra sobre la demanda contra el propietario de una vivienda embargada cuyo importe no se había podido cubrir al 100% el importe de la subasta del bien. El préstamo ascendía a 71.225 euros y el banco valoró el inmueble en el contrato en 75.900. Sin embargo, en la subasta sólo alcanzó un valor de 42.895 euros. La entidad bancaria pretendía enjugar esa diferencia continuando con el procedimiento de ejecución, sumando costas y liquidación de intereses. En este caso, el comprador, además de perder la vivienda, debía pagar 30.000 euros más, 8.000 en intereses y gastos.

La Audiencia dice que el hecho de que el banco quiera cobrarle al hipotecado hasta cubrir  ya que el valor inferior a la tasación deriva de una situación económica provocada «en su origen» por «la mala gestión del sistema financiero», Dicho en castellano debido a la crisis, el banco se ha visto pillado por sus propios manejos.

El año 2010 varios cientos de miles de españoles van a perder su vivienda a favor del banco por no poder atender las hipotecas. Esta sentencia podría marcar la senda que suavizara estos casos, cuya persecución va a continuar, una vez entregada al banco la vivienda hipotecada. Porque al pedir un préstamo debía acompañarse por una tasación previa efectuada casi siempre por los servicios de tasación del propio banco, que valoraron en demasía la vivienda para mayor negocio. Es lógico que quien dispone de todos los elementos para prever el curso de la economía, sea quien pague el error cometido.

La Sala se convierte en un tribunal que juzga la culpabilidad de la crisis económica y lo hace de manera tan terminante como considerar a la “mala gestión” de los banqueros, la “causa precisa” de la crisis. Algo que por desgracia ya sabemos todos a estas alturas. Y digo, no estaría de más que estos bancos sacaran cuanto antes al mercado todas estas viviendas que constan en sus balances a precio actualizado, al menos muchos tendrían acceso a comprar una vivienda y que no pueden comprar, porque los precios se mantienen altos artificialmente.